Moha Attaoui eleva el récord de España de 800m al nivel de las estrellas | Deportes – Cyber Tech

A Moha Attaoui, atleta de Torrelavega, de 22 años, su entrenador, Thomas Dreissigacker, le cube todos los días: “Dale Moha, este verano les vas a ganar a todos. ¿Quién crees que es tu gran rival? Porque yo no veo a ninguno. Te veo a ti como el mejor, no sé…” “Escucho eso de Thomas, y me motivo mucho más. Salgo a dar vueltas al lago en la montaña feliz de todas las decisiones que he tomado”, cube Attaoui, campeón de España y subcampeón de Europa en Roma, que el viernes por la noche, en el estadio Luis II de Mónaco, demostró que muy poco exagera el técnico que comparte con él sus confidencias en la soledad de Sankt Moritz la larga primavera. Attaoui no ganó la prueba, quedó segundo detrás del exagerado argelino Djamel Sedajati (1m 41,46s, mejor marca mundial del año, tercera de la historia), pero su tiempo, 1m 42,02s, dejó el récord de España de 800 metros al nivel que merece el mediofondo español, que está viviendo su edad de oro. La marca de Attaoui, que derrotó en la carrera a algunos de los grandes cracks del momento, como el canadiense Marco Arop, campeón del mundo, o el francés Gabriel Tual, rebajó, rebaja en más de segundo y medio el 1m 43,65s con que Saúl Ordóñez, en la misma pista de Mónaco, dejó hace seis años el récord nacional en 1m 43,65s.

El atletismo español se suma así a la ebullición única que vive el 800m mundial después de que el domingo pasado tres atletas (Sedjati, 1m 41,56s; el keniano Wanyonyi, 1m 41,58s, y Tual, 1m 41,61s, tercera, cuarta y quinta mejores marcas mundiales de la historia) bajaran de 1m 42s, y tres más, de 1m 43s, en la misma carrera en la pista de Charléty, la madre de todos los 800m. “Cuando eso ocurrió no hubo quien no dijera que esas marcas dejaban al 800 español muy lejos de los mejores. Period una forma de decir que no se tenía ni concept de cómo es el atletismo, ni cómo es el 800 o cómo son los mediofondistas españoles de ahora, una generación espectacular”, explica Jorge González Amo, un sabio del atletismo. “Las cosas son como son. Si Moha o Adrián Ben hubieran estado en la carrera de París habrían hecho también marcas extraordinarias, porque son mejores y siempre han estado al nivel de Tual y siempre han ganado a Crestan que hizo 1m 42s. Si se hacen esas marcas es porque hay una generación que puede pasar los 400m en 49s y seguir fuerte. Lo único que necesitaban period estar en una carrera de ese nivel para poner las cosas en su sitio. Si Ben hubiera estado en Mónaco, también habría hecho 1m 42s”.

Por un momento, antes de que por el marcador desfilaran los tiempos, parecía que Attaoui incluso hubiera bajado de 1m 42s. Attaoui, que tiene una velocidad media tan alta, va tan bien, como si no le costara trabajo, hizo una carrera excepcional pese a salir, con su 1,60m de altura, compartiendo calle con el gigante sueco Andreas Kramer. Pasó a cola los 400m (50,7s), décimo, a más de un segundo de la liebre (49,20s), pero en el 600 (1m 16,10, tras un 100m de 12,4s) ya period quinto. Se mantuvo en la curva y la gozó en la última recta, zigzagueando entre gigantes y superando a todos menos a Sedjati con unos últimos 100m en 13,1s, cuando ya el bicarbonato líquido ingerido hora y media antes ya no podía tamponar la subida del láctico que empezó a paralizarle.

Después de revelarse en los Mundiales de Budapest, Attaoui, que se entrenaba en Torrelavega con Raúl Gutiérrez sin apenas ayudas (con sus ahorros y ayudas de amigos se financiaba las concentraciones en altitud), recibió una gran oferta del equipo OAC, organizado por las zapatillas suizas On, para profesionalizarse plenamente. Pasa grandes temporadas viviendo vida de monje en la altitud de Sankt Moritz, y llegará a los Juegos de París con una de las mejores marcas de los participantes (la cuarta mundial del año), lo que no le garantiza ni siquiera el pase a la ultimate, tanta densidad tiene el 800m mundial, tan duras son las sequence y semifinales de la prueba en Mundiales y Juegos.

En la misma reunión de la Diamond League, Marta García, ya plusmarquista nacional de 5.000m y compañera de entrenamientos de Attaoui en Sankt Moritz con Thomas Dreissigacker, batió el récord de España de 2.000m (5m 32,86s) en una carrera en la que la australiana Jessica Hull batió el récord del mundo (5m 19,70s). Hubo liebres españolas, Lorena Martín, y Esther Guerrero, justamente la anterior poseedora del récord nacional (5m 45,30s). Además, el noruego Jakob Ingebrigtsen bajó por primera vez de los 2m 27s para superar con claridad a Cheruiyot y Nuguse y dejar el récord de Europa en 3m 26,73s, cuarta mejor marca mundial de la historia, a solo 73 centésimas del récord mundial intocable de Hicham el Guerruj.

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